Bueno, le toca el turno a 'The Pelayos'. Me sorprendió. Como en 'Grupo 7', creo que han elegido una historia diferente que, al menos yo, sólo conocía de oídas. El cine sobre el juego, a mi parecer, termina por ser aburrido, en el segundo acto, donde se repite una y otra vez y el conflicto suele ser el mismo: debo dinero, mi piba me deja, me parten las piernas. 'The Pelayos' no es una excepción y no ahorra en guiños, al cine más comercial americano, y en referencias, como '21: Black Jack' u 'Ocean´s Eleven, Twelve o Thirteen'. No obstante, hay momentos que la hacen diferente. Los personajes, por ejemplo.
Normalmente, en este tipo de pelis, los protagonistas son muy listos muy listos, y aquí rozan la imbecilidad. El mentor no es un afamado profesor de Harvard, o un astrofísico codicioso, sino un perdedor que lleva toda una vida detrás de la fórmula que le haga rico jugando a la ruleta francesa y al que han prohibido los médicos, entrar en un casino. Sus compinches, no son genios de la contorsión, ni tahúres profesionales, ni han robado joyas a la mujer de Obama. No, son sus sobrinos, sus nueras y su hijo. Y cada cual de ellos, es, como digo, más patético que el anterior... Y eso tiene su gracia, no lo niego.
Quitando el final y los lugares comunes la película en definitiva está bien. Lluís Homar, Daniel Brühl, padre e hijo respectivamente, hacen un muy buen trabajo, dirigidos por Eduard Cortés ('La Vida de Nadie', 'Otros Días Vendrán') sin olvidar a unos secundarios de lujo, inspirados, redondos, como Miguel Ángel Silvestre o Vicente Romero. Convincente, histriónica, a veces divertida, a veces dramática. Se me olvidaba reseñar al gran Eduard Fernández, en el papel de 'la bestia', y es que en estas películas, siempre hay un director de casino, como Andy Garcia o Al Pacino, al que siempre terminan 'pelando'. Jejeje.
Jorge Arellano
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