jueves, 22 de diciembre de 2011

Una imagen vale más que mil palabras

¿Acaso hubieran sido lo mismo Beatrix Kiddo sin su mono amarillo y Gilda sin sus largos guantes de raso negro?
¿No es el cine el séptimo arte?
¿Acaso hubiéramos conocido al prestigioso Steve McCurry  sin la mirada azul y el pañuelo ocre de la niña afgana?
¿No es la fotografía un arte?
¿Era frívolo Goya por retratar la belleza desnuda y vestida de su Maja? ¿Acaso sus pinturas no transmiten emociones?
¿Son frívolas las emociones como el miedo, la ira, la ternura, la pasión o el deseo?
¿No encuentra el arte en la imagen su piedra angular?
¿Por qué menospreciar el culto al cuerpo del atleta griego?
¿Acaso nuestro cuerpo por ser físico y materiales algo sucio, algo sin valor, algo prescindible?
¿No es el arte belleza e imagen?
¿Por qué entonces se condena la asesoría de imagen a lo superficial, a lo frívolo, a la ausencia de valores?
¿No es frívolo el capitalismo cuando desprecia a los pobres y ensalza a los ricos solo por lo que poseen y no por lo que son?
¿No es frívolo basar nuestra existencia en conseguir dinero?
¿No es más absurdo alabar la tontuna política interesada que perseguir la belleza?

Y… ¿El éxito? ¿Cómo se relaciona la imagen con el éxito?
¿Vendería igual Danone sin sus cuerpos Danone o Panten sin Sara Carbonero?
Si la imagen es algo frívolo, superficial y para mentes vacías ¿Por qué las grandes marcas lo utilizan para vender al gran público?
¿Tendría Eminem el mismo éxito si en vez de vestir como un rapero vistiese como Eduardo Punset?
¿Y si Eduardo Punset se vistiese como Marilyn Manson?
¿No se basa la supervivencia de las especies en la reproducción?
¿Cómo elegimos con quién reproducirnos? ¿Acaso no miramos primero el aspecto externo al igual que el resto de los animales? ¿Es frívola la naturaleza por ser bella?
 Si has respondido a todas las preguntas, has tenido que entender por qué un asesor de imagen no es necesariamente inculto, tonto o interesado solo por lo superficial.
Desde la antigüedad, grandes pensadores y filósofos estudiaron la belleza de las proporciones. Dudemos entonces de ellos si lo englobamos dentro de lo banal.
Y terminaré con una última pregunta:
¿No es cierto que valga más una imagen que mil palabras?

Irama Espinosa Torres.

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