Premios Goya 2013. Un asco. Me alegro por unos pocos, nada más. Me alegro por Bayona y 'Lo Imposible', me alegro por José Sacristán y Concha Velasco, me alegro, vaya. La gala, presentada de nuevo por Eva Hache, y su humor castizo, de clara vocación progre, ha sido, durante casi tres horas, un bodrio; un bodrio, plagado de errores técnicos y artísticos; un bodrio, dónde los acólitos del clan Bardem, al que han regalado un Goya, como productor, pueden irse a dormir satisfechos.
Que el cine en este país es mayoritariamente de izquierdas, lo pone de manifiesto esta segunda parte. La primera fue el año pasado. Como toda segunda parte, más tiros, más muertos. Han tirado contra la derecha, siempre dispuesta a joder nuestro cine por defecto, cuando la izquierda, lo hace siempre por exceso. Por exceso. Me ha resultado vergonzoso, como los que aplaudían ayer a los señores de las ceja, para que les dieran subvenciones, hoy, patalean contra los que se las quitan. Ni lo de antes ni lo de ahora, señores. Y es que el dinero, todo lo manda y lo puede, en este mundo, incluido el cine. Como ha dicho Pablo Berger, al recoger el premio a la mejor película: <Al fin y al cabo, las películas las hacen posibles los productores>. Lo que hace falta es más talento. Y ahora sí, no antes, también más pasta. Mucha pasta. Y aquí hay poca.
Yo reconozco el valor artístico de mis compatriotas, tengan la ideología que tengan.
Aunque prefiero las ideas. Gente sin ideas precocinadas, carpetovetónicas, como Bayona, que va a dirigir en Estados Unidos, un film de Ciencia Ficción. Que envidia. Ese es el camino, amiguitos (no el de la envidia). Y si es el de la envidia, que sea para hacer películas tan buenas como las suyas: 'Grupo 7', 'Tadeo Jones', 'El Artista y la Modelo' o 'Blancanieves'.
Jorge Arellano
Alumno del Curso de Dirección de Cine en CEV