Los premios Goya, y los Oscars, no los Bafta, ni la Palma de Oro, ni Sitges, resucitan películas que dejan de cosechar dinero en las salas y que han pasado ya, al mercado del vídeo. Es el caso siguiente. 'No Habrá Paz para los Malvados', está viviendo una segunda vida, como Murphy, el personaje protagonista de 'Robocop'. O como 'Superman', en la tercera parte, triturado y vuelto a nacer. Me gusta, que las películas recuperen su pulso y pasen más tiempo en cartel del que impone la industria. Ocurre poco. Yo recuerdo, por ejemplo, en mi mocedad, que 'Dirty Dancing' permaneció más de un año en los cines Luna; o 'Happines', en los Ideal; O, 'El Silencio de los Corderos', en los Madrid. ¡Ah, qué tiempos aquellos!..., soy yo ya, el alumno cebolleta.
Enrique Urbizu parece haberse doctorado en cine negro. Con 'La Caja 507', ya mostró lo vivo que sigue este género. A mí, me da más miedo que el terrorífico o el fantástico, normalmente: mujeres fatales, pasiones oscuras, los buenos son los malos, los malos son los buenos... Es un género venerado por muchos. Le han rendido homenaje directores tan notorios como Brian de Palma ('La Dalia Negra'), O Los hermanos Cohen ('Sángre Fácil', 'El Hombre que nunca estuvo allí'): John Huston, Raoul Walsh, Michael Curtiz, Stanley Kubrick, Howard Hawks, Wim Wenders, Francis Coppola, Scorsese, Tarantino, y otros tantos y tantos.
El detonante de la acción, es un escabroso crimen cometido por el propio protagonista, José Coronado. Bajada a los infiernos. Santos Trinidad utiliza todas sus argucias, todos sus trucos de sabueso sucio, viejo, infatigable, para dar caza al único testigo de su masacre. La cosa se complica, cuando, una juez investiga el caso y un ex-compañero suyo, comienza a sospechar de él. No revelo más. Música lúgubre, que anuncia lo inapelable, localizaciones que ponen la piel de gallina, oscura fotografía. Un 10.
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