Ni a los Oscars ni a los a Goya, van siempre las mejores películas del año. Eso lo sabe todo el mundo. Cada trabajo que sale de la pluma de Almodóvar, por ejemplo, está vendido, elogiado y premiado, casi, antes de exhibirse... O el trabajo de Scorsese o de Spielberg, me da igual. No digo que sean malos, pero, ¿Dónde están 'Drive', 'El Topo' o 'J. Edgar'...?, ¿Dónde está 'Silencio en la Nieve', para los premios Goya...?. De esta última, quiero escribir hoy. Me ha gustado mucho. Se trata de una adaptación de la novela escrita por Ignacio del Valle. La dirige Gerardo Herrero, autor, entre otras películas, de 'Malena es un Nombre de Tango', 'Territorio Comanche' o 'Heroína'.
La trama se desarrolla en Rusia, durante la segunda guerra mundial. Un sargento de la División Azul, encuentra el cadáver horriblemente mutilado de un correligionario. El cadáver, pese a estar congelado, presenta evidentes síntomas de haber sido mutilado y tortuado previamente. El suspense está servido. Los altos mandos del ejército español, a la sazón aliados de los nazis, encargan la misión a un ex policía, apodado por sus compañeros, 'el guripa'. Junto a Carmelo Gómez, que interpreta al watson de este inquietante trhiller, un hombre audaz, firme, nostálgico, 'el guripa', se va introduciendo, como Dante, en los círculos del infierno que le rodea, buscando pistas, atando cabos, interrogando sospechosos. El círculo se va cerrando y su misión, se vuelve cada vez más confusa y peligrosa. Alucinantes los personajes con los que se van encontrando, como el 'tiro-liro', inspirado, según el autor, en un tipo de carne y hueso, destinado allí.
El suspense es un poco, una excusa. Excusa para mostrar la dura vida, el lenguaje y el comportamiento, el vestuario y el pensamiento, de aquellos hombres, en aquellas circunstancias: combatieron a Stalin, sí, pero también se dieron cuenta de la barbarie y el sinsentido de la ideología nacional-socialista. Gran escena, en la que Juan D. Botto, arropado por sus compañeros, defiende a un inocente, a un niño ruso, y le protege a punta de pistola. La peli os recordará un poco, tal vez, a 'Seven' o 'Gorky Park', no obstante, chicos, no tiene desperdicio.
La trama se desarrolla en Rusia, durante la segunda guerra mundial. Un sargento de la División Azul, encuentra el cadáver horriblemente mutilado de un correligionario. El cadáver, pese a estar congelado, presenta evidentes síntomas de haber sido mutilado y tortuado previamente. El suspense está servido. Los altos mandos del ejército español, a la sazón aliados de los nazis, encargan la misión a un ex policía, apodado por sus compañeros, 'el guripa'. Junto a Carmelo Gómez, que interpreta al watson de este inquietante trhiller, un hombre audaz, firme, nostálgico, 'el guripa', se va introduciendo, como Dante, en los círculos del infierno que le rodea, buscando pistas, atando cabos, interrogando sospechosos. El círculo se va cerrando y su misión, se vuelve cada vez más confusa y peligrosa. Alucinantes los personajes con los que se van encontrando, como el 'tiro-liro', inspirado, según el autor, en un tipo de carne y hueso, destinado allí.
El suspense es un poco, una excusa. Excusa para mostrar la dura vida, el lenguaje y el comportamiento, el vestuario y el pensamiento, de aquellos hombres, en aquellas circunstancias: combatieron a Stalin, sí, pero también se dieron cuenta de la barbarie y el sinsentido de la ideología nacional-socialista. Gran escena, en la que Juan D. Botto, arropado por sus compañeros, defiende a un inocente, a un niño ruso, y le protege a punta de pistola. La peli os recordará un poco, tal vez, a 'Seven' o 'Gorky Park', no obstante, chicos, no tiene desperdicio.
Jorge Arellano
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